lunes, 1 de enero de 2018

1/1/18

Soy horrible para escribir entradas de fin de año o de año nuevo porque de verdad me da cringe todo lo que he hecho en el año y además de que puede ir de dos maneras: o será una burla a mi vida por todo el sarcasmo que estaré usando, o voy a escribir en serio y se va a poner medio sad el pedo.

Pero whatever, here it goes.

Este 2017 estuvo algo loco. Algo un poquititito loco (?). Si recuerdo bien, lo inicié en casa de mi tía que vive en Santiago. Recuerdo que nos regresamos "temprano" porque yo entraba a trabajar a las 6 am. Fui a trabajar, nos dieron tamales, y así fue. Mi día siguió normal. Mi mes siguió igual. Después del tormentoso 2016, trabajar me hacía bien. Siempre había dicho que la depresión era como un mito. Porque mientras estás ocupado, no sientes eso. Mientras tu cabeza esté en otra cosa, no estás triste. Pero qué mal estaba. A principios de enero empecé a salir con un chavo al que ya le había echado el ojo hacía medio año. Todo salió como lo planeé. Para febrero ya tenía novio. No sabía muy bien qué pedo, ya estaba medio rusty en eso de las relaciones, pero se sintió bien tener a quien agarrarle la mano al caminar, o abrazar, o besar, o así.
Se terminó febrero y yo tenía que regresar a la escuela, me había tocado un horario todo horrible donde entraba a las 8 am y salía a las 4 pm y eso no me permitía seguir trabajando. Un día antes de entrar a clases, les dije que ya no podía seguir yendo a trabajar y me arranqué a llorar porque de verdad me había gustado trabajar ahí. Estar como agente de servicio al cliente es toda una experiencia. Creo que te vuelves un poco más empática y aprendes a valorar el buen servicio. Así como también estás en todo tu derecho de ponerte tus moños cuando estás pagando por algo.

Anyway, nos saltamos hasta abril. En abril cumplí años y pasé uno de los peores cumpleaños de mi vida. Me arrepentí mucho mucho de haber invitado a mi en ese momento nuevo novio porque solo hizo que me la pasara mal. Fue más por algo que no hizo que por lo que hizo. Para las relaciones, soy consciente de que exijo mucho o tengo altas expectativas, pero simplemente me apendejé.

Este año que pasó ha sido el que más me ha desgastado emocional y físicamente por la escuela. Creo que nunca antes había estado tan enferma durante TANTO tiempo. Literal, a finales de mayo duré como 3 semanas con gripe. Sin contar los resfriados normales que me dieron todo el año que fueron como 6. Mi rash en todo el cuerpo debido al estrés se volvió más presente que nunca antes y ahora con cada infortunio aparecía. Fuese examen, presentación, tareas, trabajo, etc. No solo me fue terrible en la materia que ya tenía que pasar, sino que se aunaron otras a la lista y ha sido el año en el que más me he esforzado. Ningún otro se me había hecho así de difícil.

También me di cuenta que tengo un problema. Es decir, siempre ha estado ahí, pero este año se ha hecho más presente y ya estoy aware de la situación. Algo tengo con traumas del pasado, algo me impide ser feliz como antes era y de hecho uno de mis propósitos de año nuevo es cuidar mi salud mental. Me gusta exagerar y victimizarme, de esto estoy consciente, pero llega un punto en el que ya no es exageración todo lo que siento. O a lo mejor de tanto pensarlo, se vuelve realidad, o no sé. No sé cómo funcione muy bien mi cabeza. Sé que pienso mucho. Siempre he pensado bastante, desde que tengo 15 años, hay pruebas de eso. Sé que siempre me voy a los extremos. Sé que soy súper dura conmigo misma. Hay cosas que me marcaron de por vida que no he podido superar y después de varios años, ya he decidido buscar ayuda. Es decir, si yo no puedo, alguien más debe poder ayudarme con esto, ¿no? Y sé que suena extraño, sé que suena súper dramático, puede que lo sea, pero lo que sí es verdad es que ya tengo alrededor de 4 años que no estoy feliz. A lo mejor mi accidente activó o desactivó algún neurotransmisor. Yo qué sé.

He seguido trabajando. No me compré nada importante este año, a comparación del 2016 donde obtuve mi carro. No viajé a ningún lugar. No probé algo que haya cambiado mi vida. Intenté meditar, pero apesté en ello. Terminé quedándome dormida y fue extraño. No que no me haya gustado, es solo que es difícil dejar de pensar cuando estás acostumbrada a hacerlo en exceso. Este año, como los otros, tuve varios intentos de ponerme las pilas y empezar a correr, todos fallidos. Este año igual me alejé de la religión y dejé de tocar el ukulele tanto como lo hacía antes. Les digo, me he sentido triste, pero no tanto como aquella vez en la que intentaba distraerme con cualquier cosa y no podía perderme un domingo de misa. Hay niveles. 
Perdí mi virgnidad en el 2017, a unos cuantos días de cumplir 25 años de edad. (Mamá, si lees esto, pues lo siento, solo intento adaptarme a la vida adulta [?]). Me enamoré otra vez, de una persona que nunca pensé llegar a querer de tal manera, de una persona que creo no me hace bien de momento, pero ahí sigo, porque me aferro. Porque así soy. Le mentí a mis papás como nunca les he mentido en toda mi vida, y es que mi mamá se pone medio loca y no entiende que ya tengo 25 años, pero igual, no puedo hacer mucho porque sigo viviendo bajo su techo. Dejé que mis papás me endeudaran a sobremanera. Trabajé de uber un ratito y terminé odiándolo porque la gente es mala y el servicio está muy mal pagado. Me aumentaron el sueldo. Mi computadora de doscientos mil pesos se descompuso. Mi celular nuevo se desmadró todo, pero luego mi tía me regaló su iPhone. Muchísimas cosas me salieron mal. 

Este año en febrero, nació Elías, un bebito que quiero bastante. Ésa fue de las mejores cosas de 2017. Entre las peores, mi abuelo falleció en octubre. Fue triste y fue tan inesperado. Como todas las muertes lo son. 

Para este 2018 de verdad quiero aprender a valorar todo lo que tengo y las personas que me rodean. Quiero enforcarme en mejorar como persona, en dejar de hacer tantos panchos, en dejar de tomarme las cosas tan a pecho. En no buscarle tres pies al gato. Quiero dejar de depender tanto de mi pareja. Quiero restaurarme. Quiero encontrarme a mí misma. Quiero adentrarme en la religión. Quiero estar sana. Quiero dejar de sentirme como me he estado sintiendo estos últimos años, tan triste y tan sola. Quiero ser feliz. 

¡Ah, y quiero ahorrar también! Tal vez este año sí se me hace viajar. Aunque sea a Chihuahua. 

Esta ya es la última entrada del blog, ahora sí, de verdad. Lo dejo abierto para la posteridad. He decidido ahora escribir todo a mano porque de alguna forma lo encuentro más reconfortantante. 

Feliz año. 

jueves, 28 de diciembre de 2017

31/07/2017

But I always thought you'd come back, tell me all you found was heartbreaking misery.

Siempre he tenido sueños rarísimos,

 It's hard for me to say I'm jealous of the way you're happy without me.

Lo que son las cosas

Ésta es de enero. Lo recuerdo porque Reyna cumplió años y debido a mi rompimiento amoroso me fue posible pegármele como chicle para todas partes y en todo momento. Es una de las cosas que más le agradezco a mi ex por haberme terminado. 

Una amiga cumplió años y lo más romántico que se me ocurrió decirle fue "Daniel no me pudo haber hecho más grande favor al terminarme porque sin eso no hubiese recuperado tu amistad". (Daniel es mi ex).

Hay cosas que juro nunca volver a escribir pero luego las vuelvo a escribir. La verdad, no creo dejar de escribir sobre mis ex o mis futuros ex amores en un buen rato. Siento que es algo que ya llevo arraigado en el alma.  Es una parte de mí. Es como la nostalgia.

"¿Cómo superar a tu ex de 2 años?"

Ésta también tiene raaaaaaaato, pero no viene la fecha exacta:

La otra vez estaba en facebook procrastinando como siempre y me topé con una chava que publicó "¿Cómo superar a tu ex de 2 años?" en uno de los tantos grupos que sigo (y no sé porqué los sigo). Quería resolverle la vida (nocierto) en un párrafo gigante y decirle, sin rodeos, cómo se supera a tu ex de 2 años (y algunos meses).

Pensé y pensé y pensé y no supe bien qué decirle. Es decir, había muchísimas cosas, pero de tantas me bloqueé. De verdad me quedé en blanco. Pero como ya estaba ahí, tenía que escribir algo y lo único que salió fue: "Con clavitos." Después ella me contestó algo que no tiene relevancia y le puse: "En un año estarás mejor, ya verás." 

A este punto, yo ya debería ser experta en rompimientos amorosos, ¿no? A pesar de solo haber pasado por uno "recientemente" importante y otro que casi no recuerdo (y para serles sincera, ya estoy dejando de contar porque fue una estupidez). 

Por otra parte, lo que sí me salía decirle sin problema alguno era qué no hacer para superar a tu ex de dos años: 

No le dediques un blog entero. 

Pero ya hablando sobre lo que sí le contesté, lo de los clavitos, y no sé si lo captó o no, porque de verdad lo que me dijo no tenía nada que ver, es verdad. Clavito saca clavito. Es como que common knowledge. Si no te saca el clavito por completo, al menos te hace olvidarte del él por un rato. Y como todo mundo dice: las personas llegan cuando tienen que llegar y se van cuando se tienen que ir.

Yo tuve un rebound algo precipitado y mega fugaz. Llegó porque en cierta parte creo que era muy muy necesario que llegara y se fue porque ya había cumplido con su función de mantenerme entretenida por casi dos meses. Es verdad y no exagero cuando digo que esa persona fue fundamental en mi vida. De no haberlo tenido ahí, probablemente hubiese pasado los dos meses más tortuosos y horribles de toda mi vida. Así como fácil vino, fácil se fue, y no le sufrí ni nada porque yo sabía exactamente lo que eso era y ya había previsto todas las opciones. Todos los possible outcomes. 

Después que tengas tu rebound, sea que funcione o no, ya puedes enfocarte en ti misma. Primero hay que sufrirlo. Hay que sufrirlo de verdad. Algo así como drenarse de todo el sufrimiento. Lo cual no tiene mucho sentido porque en mi caso parecía nunca acabar pero acaba. De verdad, se acaba de un día para otro. 

Quien busque el infinito, que cierre los ojos

No sé cuándo escribí esta entrada. Tengo alrededor de 30 entradas en draft empezadas pero ninguna terminadas. Algunas recuerdo que me dieron flojera terminarlas y otras simplemente no supe cómo.

No sé de qué va, pero es ésta:

Tengo sentimientos muy extraños últimamente. Nah, qué digo. Últimamente no. Más bien desde hace como dos años. 

Estaba leyendo mi fotolog, reviviendo las entradas de mi blog en un foro en el que me pasaba la mayoría de mi tiempo libre posteando. En el 90% de las entradas, tanto de fotolog como de mi blog, hablo de mi gran y único amor. (Estoy exagerando). The one and only: mi primera relación real a distancia. 

Yo siempre he sido demasiado exagerada. Yo siempre me he hecho la mártir, también. 

Como que ya me cansé de lo mismo y lo mismo y lo mismo. A veces me leo y puedo notar que sigo expresándome o actuando de la misma manera ante situaciones similares. Ya debería haber aprendido de muchas cosas, de muchos fallos, tropiezos, cagadas, mamadas, de todo. 

Hoy otra vez me dio miedo perder a la persona con la que estoy. No porque sienta que lo estoy perdiendo o algo por el estilo, sino porque ya estoy tan metida en la relación que cualquier cosa que hace me afecta a sobremanera. Eso no es justo. Eso ya no me iba a pasar. Lo peor de todo es que ahora tengo problemas más grandes que en otras épocas y también me estoy dando cuenta de muchas cosas que en un pasado no quería o no tenía por qué saber.

Las relaciones no tienen por qué ser complicadas y no es que mi relación lo sea, pero en cierta parte sí estoy un poco orillada a elegir o más bien a hacer mis relaciones... difíciles de llevar. Yo recuerdo que antes pensaba que la complejidad de alguien era equivalente al amor o al compromiso que estaban dispuestos a dar. Y no. I was so so so wrong. Mi primera relación fue la más complicada que he tenido en la vida por muchísimos factores, sin embargo como soy una romántica empedernida, si podía sobrellevar todo esto, entonces él y yo íbamos a ser invencibles. La realidad, como siempre lo ha hecho, me abofeteó para ponerme en mi lugar. Mi segunda relación no fue tan complicada como la primera aunque sí teníamos nuestros problemas y a veces era simplemente divertido hacerla de pedo solo porque sí. Luego tenemos mi relación actual. La cual no me gusta idealizar, pero sí es by far, la relación más relax que he tenido en.la.vida. A veces cuando quiero hacerla de pedo a propósito (PORQUE ASÍ SOY, PERDÓNENMEEEE) simplemente no puedo y es muy extraño y frustrante a la vez porque cada vez que quiero algo hace o algo dice que me quita las ganas completamente. Pero no en el tipo "qué hueva" sino en el "he reconsiderado todo lo que estaba apunto de hacer y decir, por ende no lo haré.


De las últimas de este blog

Siento que aquí está una buena parte de mi vida. De hecho, hace unos días, una amiga (holi, Meliiiii) me comentó que había estado leyendo unas entradas súper antiguas de este blog, que en realidad no son de este blog, pero decidí pasarlas para acá. De cuando tenía cosas interesantes y no tan emo por contar, le dije. Siento que es hora (otra vez) de jubilar este blog. Pero ahora sí de verdad. Creo que aquí yacen alrededor de 10 años de mi vida (poquito menos, whatever). 

A partir del 1 de enero, empezaré a escribir en otro blog. Solo porque no quiero llevarme cosas de este blog al otro. Quiero que sea como... por ponerlo de una manera súper dramática, un nuevo comienzo. Tengo muchísimos propósitos para este año nuevo. Principalmente porque sigo considerándome como una adolescente y no, no me cae el veinte del todo. Este año que viene voy a cumplir 26. Si eso no me grita ADULTEZ, no sé qué. Hablando con Meli, ya que lee mi blog, me hizo notar que le tengo un temor a los 30s enormisisísimo. Ya no es tan marcado, pero aún así a veces lo siento. Antes sentía que los 30 significaba la vejez infinita. Que todo era tarde para hacerlo a los 30, por eso quería hacer todo en mis veintes para que cuando llegara ahí solo disfrutara pero oh sorpresa. La vida no es así ya. Yo creo que tenía esta idea porque cuando yo empecé a razonar, mi mamá tenía esa edad y ella tenía (casi) todo solucionado. Casada, con un buen trabajo, una bebé en camino y yo, carro del año, etc. Aaaanywayy, ya no le temo tanto a los 30s como antes. Solo es una edad. Además, la gente sigue viéndose joven a los 30, solo ocupo seguir manteniendo mi rutina de cremas chinas y ungüentos de peyote para combatir las arrugas y manchas en la piel (?). Ah y hacer ejercicio. Me urge perder peso a la de ya. 

Entonces, así está el rollo. Voy a terminar de escribir mis propósitos. Voy a hacer un recuento a lo largo de los años (porque me encaaaaaanta recordar mis tragedias) y voy a empezar un nuevo blog. Como una nueva vida. Como una nueva persona. Valeria 2.6 reloaded. 

miércoles, 27 de diciembre de 2017

Chasing cars

Yo sé cómo es todo. Que sí, que no, que ok, que una no es ninguna, que es un error y todos los cometemos. Luego viene la culpa, porque al momento no lo piensas. Es estúpido buscar culpables porque de todas formas siempre terminas contigo. ¿Quién fue responsable? Tú. Y nadie más que tú. Habiendo otros factores, estás cegada porque al final de todo, tú tenías la última palabra. Y es que ya sabías, ¿no? Te jactas de que todo lo sabes, que no te hacen, sino que tú misma te haces. La verdad no sé qué es más estúpido si el resultado viene siendo el mismo. Ah, ¡pero lo sabes!
Tienes algo diferente. Debo admitir que estoy sorprendida con tu habilidad de reprimir cosas. Definitivamente estos últimos años te han permitido cambiar y eso te ha hecho bien. Es raro porque aunque creas que vas en retroceso es todo lo contrario. Me atrevo a decir que tener este tipo de errores también es parte de crecer, solo espero que no se vuelvan recurrentes. Todo se vuelve más complicado conforme vas creciendo. Si no está complicado, probablemente sigas estancado en la misma época. Cuando tenías quince años y creías que tener relaciones antes de casarse era lo peor en el mundo. Y solo había eso:

Relaciones pre-matrimoniales: 
Relaciones post-matrimoniales: 

Después algo así:

Relaciones sin amor: 
Relaciones con amor: 


Luego:


Bebé antes del matrimonio: 
Bebé después del matrimonio: 


Y ahora nada es 100% correcto o incorrecto. Es una mezcla de todo y muchas de esas cosas están bien. Porque la vida no es blanco o negro, sino una escala de grises tan cabrona y cada cosa que te pasa, cada experiencia vivida, con cada año que transcurre, vas descubriendo un tono más fuerte de gris.

Entonces, aunque no esté bien, ya pasó. No serás la primera, ni la última, dijo mi mamá.